El trato que recibimos cuando acudimos a grandes superficies, centros comerciales y demás establecimientos anexos a éstos, deja mucho que desear. Como la afluencia de clientes está garantizada, dado que acudimos a ellos aún sin necesitar nada en concreto, incluso como ocio, nos tratan con desdén e indiferencia.
Muy diferente es la manera en que nos reciben y atienden en los pequeños comercios, que intentan sobrevivir a la avalancha de éste tipo de superficies. Han tenido que ver cómo, poco a poco, nuestras costumbres de ocio y de consumo se dirigían hacia ésos lugares, aceptando que la amplia gama de productos que ofertan no es asumible para sus propios negocios. Así que han tenido que reciclarse y cambiar sus métodos de venta para intentar que nosotros, sus posibles clientes, los prefiramos a ellos. Y lo han hecho a base de una mejor atención, de unas formas y maneras correctas y exquisitas, y de un trato cercano y amable. Todo lo contrario de cómo nos tratan en las grandes superficies, y aún así seguimos acudiendo en masa.
Como ejemplo, os voy a contar una anécdota que me sucedió hace poco. Podrían ser muchas ocasiones distintas las que bien pueden ilustrar lo que os comento acerca del maltrato y malas formas con que nos atienden en éstos sitios, pero relataré ahora la última. En ésta ocasión se trata de un gran establecimiento especializado en juguetería y accesorios infantiles, que tiene nave o edificio propio, pero que siempre está anexo o dentro del recinto de una conocida marca de centro comercial.
Había recibido por e-mail y por correo ordinario, que se iban a iniciar talleres y actividades para los niños. Así que fuimos en una fecha que ponían que habrían actividades y juegos de Pocoyo, un conocido personaje de dibujos animados, que a mi hija mayor le encanta.
A la entrada del citado establecimiento había un cartel anunciando los juegos. Pero, una vez dentro, no vimos ningún sitio preparado para ello. Así que le pregunté a una de las dependientas si me podía decir dónde se realizaría, o el horario. Me dijo que no sabía. La compañera con la que estaba hablando tampoco sabía. Me dicen que acuda al mostrador de información, que allí me dirían. Por supuesto, ninguna de las dos se ofrece a ir a averiguarlo, ni por procurarnos una adecuada atención, ni por su propia información para posibles consultas por parte de otros clientes. Por lo visto tenían cosas importantes que hablar.
Acudo al mostrador de información (¿?) y no tenían ni idea de qué actividades les estaba preguntando. Primera vez que oían lo que yo les preguntaba. Les digo que lo que pone en el cartel que tiene delante de ella, en la entrada a la tienda. ¡Y se pone a leerlo delante de mí! , como si fuera la primera vez que lo veía. Me dice que no sabía cuándo sería, así que lo consulta con otra compañera que estaba allí también, y viene a decirme que sería a las 17:00.
Decidimos comer allí, en la zona de restauración del centro comercial, para poder estar a ésa hora, pues sabemos lo que le gusta el personaje a mi hija y pensamos que le gustarían los juegos y que se lo pasaría bien. Tras comer, y a la hora que nos indicaron, estamos de nuevo en la juguetería. No vemos, por ningún lado, actividad alguna. Pero como las cosas a veces se retrasan, vamos haciendo tiempo dando una vuelta por el establecimiento.
Al volver al lugar donde supuestamente se realizan, observamos que muchos padres también han acudido al reclamo de la actividad, y los oímos preguntarse dónde sería, si sería más tarde, etc, las mismas dudas e interrogantes que teníamos nosotros ésa mañana y que nadie había aclarado muy convincentemente, aparte de que ya eran las 18:00 horas y allí no pasaba nada.
Veo pasar a un señor que tiene una tarjeta que lo identifica como gerente, así que le abordo y le pregunto. Me dice que la actividad no se va a realizar por problemas de logística, pues no han llegado a tiempo los materiales que se iban a utilizar.
Así que, como os podéis imaginar, me siento maltratado, engañado e indignado, y así se lo hago saber. Le pregunto, además, que desde cuándo se sabía la cancelación, que porqué no se ha puesto cartel avisando de ello, que porqué no se informa y forma adecuadamente a sus empleados para que sepan informar con rigor y exactitud, así como que estén al día de las actividades que se realizan en la tienda.
Le comento la sucesión de despropósitos que han ocurrido desde ésta mañana, desde el desconocimiento general por parte de los empleados de la tienda de las actividades y talleres, de la falsa información que me dan cuando me dicen que sería a las 17:00, y de la falta de respeto que observo al no informar que se había suspendido por medio de algún cartel informativo.
Además le señalo que observe la cantidad de personas que deambulan por la tienda buscando la actividad ¡¡¡QUE SIGUE PUBLICITADA EN LA ENTRADA!!! , y éso que ya estaba del todo descartada. “¿No le parece a usted, señor gerente, una falta de respeto, un maltrato hacia los clientes, pudiéndose haber arreglado con una mejor formación e información de los empleados, y unos simples carteles orientativos?”.
Incluso la posible cancelación de los talleres por motivos logísticos sería totalmente entendible, siempre y cuando se tomaran las medidas adecuadas citadas anteriormente, lo que crearía menos malestar que de la forma en que sucedieron.
Y lo peor de todo, le comento, es que se ha jugado con la ilusión de muchos niños que venían con la ilusión y la expectativa de ver a su personaje animado favorito, y realizar actividades con ésa temática (mi hija me preguntaba todo el día por ello).
Al no disponer motivos, ni defensa, ni respuesta para mi queja, me dice que hará lo que pueda. Y dando algunas órdenes, colocan algunas mesas y traen algunos juegos expuestos en la tienda para que los niños jugaran con ellos.
He de decir, que el trato de dicho señor gerente (que me perdone, pero no recuerdo su nombre) fue en todo momento correcto y amable. Pero el mal ya estaba hecho, y todo aquello me sonaba a limosna para acallar mi reclamación.
Por todo ello, y otras tantas anécdotas que me han contado, y he sufrido yo mismo, me reafirmo en mi opinión acerca del trato tan diferente que recibimos de los pequeños comerciantes, a éstos grandes centros comerciales fríos e impersonales.
¿Queréis compartir vosotros alguna anécdota? ¿Creéis que exagero?
¡Un saludo a todos!