Hoy ha iniciado mi hija su etapa escolar. Con anterioridad no había estado en guardería, así que me interesaba mucho ver su reacción, a la vez que sentía curiosidad por su comportamiento y adaptación en el nuevo medio en el que se vá a desarrollar su día a día a partir de ahora. Y tengo que decir que me ha sorprendido gratamente.
Cuando nos acercábamos al cole, echó a correr y se situó junto a la verja de entrada. Parecía que tenía prisa por entrar. Ya conocía el camino pues había tenido en al menos 2 ocasiones la oportunidad de tener un primer contacto con el Centro, por haberse producido reuniones previas al comienzo del curso, y donde nos acompañó y pudo ver su clase.
La palabra general que describiría la imagen que yo observaba en la entrada del colegio, sería nerviosismo. Los niños se observaban unos a otros, con curiosidad, y estaban en constante movimiento, escrutando todo lo que ocurría a su alrededor. Pero los padres no estábamos menos nerviosos, sin saber dónde situarnos, mirando inquisitivamente a otros padres, arreglando el estado o colocación de alguna prenda de ropa de nuestros hijos, riéndonos nerviosamente de las cosas que hacían o de las más insignificantes situaciones o realizándo comentarios un tanto absurdos o ridículos.
Y es que para la mayoría de los que allí estábamos, nos estrenábamos como padres con niños en el cole. El inicio de la etapa escolar de nuestros hijos, es algo esperado e ilusionante. No cabe duda de que también rememoramos nuestra propia experiencia escolar, y los recuerdos e imágenes del pasado acuden a nuestra mente. Seguro que también contamos alguna «batallita» de aquella época. Además muchos ahora también tenemos ganas de colaborar y participar en la vida escolar de nuestros hijos, en todas aquellas ocasiones o actividades en que así sea posible. Por lo menos en mi caso es así, y creo que así debiéramos hacer todos.
Finalmente, cuando el conserje está abriendo las puertas del cole, los nervios se disparan. Mi mujer me advierte del estado de mi hija, Irene. Estaba con el corazón a mil por hora. Parecía que le daría un ataque. Es como si supiera que se le abrían las puertas de un nuevo mundo, con múltiples posibilidades de exploración, todo iba a comenzar yá. Y Estaba ansiosa por empezar. Cuando entró a su clase, ni miró atrás para despedirse de nosotros, ni de su hermana pequeña. Así que allí la dejamos, contenta y eufórica, investigando lo que aquella clase le ofrecía.
Cuando la fuimos a recoger, no quería venirse para casa. La profesora se reía. Se quedó hasta el final, hasta que se fueron los demás niños, y ni aún así se quería ir. Más risas. Comienza la negociación, que sí que mañana vienes otra vez, que ahora van a cerrar el cole, que mañana más,etc. Por lo visto se estaba bien allí. Cuando conseguimos irnos, fue, durante el camino a casa, contándonos lo que había hecho. ¡Una delicia escucharla! Éso me lo guardo para mí. ¡Qué sensaciones y sentimientos experimentas!.
Os dejo con un comentario que quiere aportar mi hija Irene. Me pide paso y me dice que quiere dar su versión:
¡Hola a todos!
¡Vaya forma que tiene mi padre de contar las cosas!. Siempre está filosofando, y enrollándose como una persiana para contar las cosas. En fin,yo quería contaros que mi primer día de cole fué genial. Estaba algo nerviosa, pero es que me habían contado tantas cosas en casa, que estaba impaciente por empezar. Decía mi padre y mi madre, que me lo pasaría bien, y que haríamos muchas cosas que me divertirían y gustarían. Y así fué. Conocí a otros niños. Que también está bien, pues ya estaba algo cansada de la pequeñaja de mi hermana Elisa. Pero también tendríais que haber visto las caras de los padres que estaban allí, jeje. Parecían más nerviosos o angustiados que nosotros. Había un niño que lloraba. Seguro que lloraba al verles las caras. A mí algunas me daban risa. Me pareció algo corto. Encima tenía que volver a casa con la llorona de mi hermana, que ahora está con las muelas y no hay quien la aguante. En fin, como me prometieron que mañana volvería, accedí. Pero como no cumplan su palabra se las verán conmigo. Ya os seguiré contando, y no dejéis que mi padre os vuelva loco. Creo que en el fondo se cree que al tener una niña en el cole, se siente más joven de lo que es, jeje. Se pone a veces tan tontín. Pero ha estado muy cariñoso, y le quiero. Y a mami también.
Un beso a todos, y ¡hasta pronto!